jueves, septiembre 23, 2004

A f u e r a

Fecha Original 2/05/2004
Dicen que la primera noche en prisión es la más difícil. Este postulado también cuenta como verdad universal en la Enciclopedia Del Inmigrante. La primera noche es –sin lugar a dudas- la más difícil.
Irse, salir, es un trámite complicado. No solamente porque uno debe acarrear toneladas de papeles consigo, sino porque además (y mucho mas pesados) acarrea miles de experiencias, emociones, sensaciones, costumbres, lenguajes y sobre todo afectos que si hubiera que pesarlos, seguramente excederían los 64 kilos permitidos por pasajero (en 2 bultos) por avión.
Partir, salir, irse, son verbos que no necesariamente implican negatividad. Pero cuando uno está lejos (de qué? De tu casa? De tus afectos? Del barrio en el cual creciste, fumaste tu primer cigarrillo, hiciste el amor?) todo cobra otro significado.
Ver tu ropa colgada en otro armario, tus pies recorriendo veredas extrañas, raras, hermosas, es un shock.
Escuchar a tu mamá hablar por teléfono con voz temblorosa de falsa cotidianeidad, mientras trata de no pensar en la distancia física, es movilizante (que palabra chota).
Es que cuando uno se va, algunas cosas se van con uno… pero otras se quedan.
Que se va? Se va la presencia, la cercanía, la posibilidad de crear nuevo recuerdos y vivir cosas compartidas.
Se quedan precisamente los protagonistas de esos recuerdos y aparecen nuevas voces telefónicas, lejanas, apagadas, risueñas tal vez. Pero que no dejan de estar en un teléfono.
Es como armar el bolso para irse. Aquello que llevamos es aquello que somos. Qué preferimos llevar y qué decidimos dejar es el reflejo de nuestro yo. Y así elegimos aquello que nos acompañará en la aventura y aquello que nos mirará partir.
Ahora veo que es imprescindible rodearse de objetos conocidos, familiares. Los humanos somos seres cotidianos. Sin lo conocido estamos en un espacio salvaje donde desenvolvernos se nos hace difícil.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Meli mi nombre es Natalia, hace dos meses que estoy viviendo en Estocolmo - Suecia con mi novio que es sueco. Al partir, el 24-10-2006 deje en la Argentina parte de mi corazón y mi vida en aquel lado asi que entiendo perfectamente de que hablas en este post. A mi me pasa que a veces sueño de una manera bien vívida que estoy en casa y luego me despierto comprobando que no es asi, que estoy a miles de km. Pero bueno, entiendo que a veces no se puede tener todo y que para acceder algo (vida en pareja en mi caso) hay que renunciar a otras cosas. Besos.