lunes, marzo 21, 2005

lunes, marzo 07, 2005

El Chofer Justiciero

Hoy a la mañana me subí al 165 y mientras luchaba entre el sueño y la vigilia, miraba a la gente haciendo cola para subirse al bondi.

Aclaración: En los autobuses montrealeses -al igual que en los argentinos- se sube por adelante. Pero a diferencia de éstos, uno puede elegir bajarse por adelante o por la puerta de atrás (que en realidad está en el medio).

Retomando el relato, entonces, me encontraba yo en el bus mirando la larga fila de gente esperando para subir.

En eso un muchacho de cabellos enrulados cual querubín renacentista, cansado de esperar para subir por adelante, decidió transgredir las reglas tácitas de la buena conducta en la fila del autobús y -aprovechando que un señor bajaba por la puerta de atrás- se coló por la misma.

Esto no es raro: Esta situación se repite cada vez que hay una cola de más de -digamos- 15 personas esperando el bondi. Siempre hay alguno que aprovecha que la puerta de atrás está abierta para ingresar al interior del móvil por la misma.

Pero esta vez, el trasgresor no contaba con la reacción del Chofer Justiciero, quién se levantó de su asiento y con su todopoderoso dedo acusador le dijo algo así como "Eh, usted!. Abajo y a hacer la cola como todo el mundo!".

Ante tal (acertado) escarnio público el joven de los cabellos de ángel bajó la cabeza, se bajó del colectivo, y volvió a la cola. Como todo el mundo.

Yo, por mi parte, no pude evitar esbozar una sonrisa. La primera (y definitivamente no la última) del día.

. 0 O Mel en el transporte publico O o .

viernes, marzo 04, 2005

(almost) Perfect Timing

Ayer decidí hacer un experimento cuasicientífico que paso a relatar:

En la entrada del subte ( mi mamá me prohibió llamarlo "Metro") hay un cartelito que dice cuanto tiempo tarda el subterráneo desde la estación donde uno se encuentra hasta la estación de destino.

Yo estaba ahí parada, mirando el cartel, y la pequeña argentina desconfiada que tengo adentro (y que vive entre mi 4ta y 5ta vértebra) me dijo "Jaaaa, qué va a tardar 4 minutos exactos el metro en recorrer 4 estaciones!. No te dejes boludear: reclamá por tus derechos tomá el tiempo exacto desde que te subís al subte hasta que llegás a la estación de destino".

Tal vez porque no tenía nada mejor que hacer, decidí hacerle caso, pelé el reloj y me dispuse a contar los minutos exactos que tardaba el subte desde la estación Snowdon hasta Namur (Si, si, exactamente como los turrones).

En realidad fue una especie de apuesta interna entre mi yo que lucha por adaptarse al primer mundo, y el estigma argento, encarnado en la pequeña argentina desconfiada que llevo dentro, que lucha por demostrar que todo es una vil, vulgar y sucia mentira.

Mi yo primermundista miraba el reloj con una seguridad terrorífica: no tenía duda alguna de que el trayecto iba a tomar 4 minutos y 15 segundos, como mucho.

Mi pequeña argentina desconfiada me gritaba al oído que menos de 6 minutos ese recorrido no iba a tardar.


El subte tardó exactamente 5 minutos y 5 segundos en llegar a la estación Namur.

Mi yo primermundista y mi pequeña argentina desconfiada decidieron darse por empatados y hacer otra apuesta en otro momento.

Para la próxima apuesta también acordaron llamar a un juez más imparcial...


. o O o . M e l . o O o Time is on my side... yes it is...