Cada vez que golpean la puerta en casa, Sebas cree que soy yo que estoy haciendo ruidos raros.
Asi de impopulares somos (jejeje).
Pero la cosa es que las últimas veces que alguien golpeó a nuestra puerta, cosas realmente extrañas sucedieron.
La primera vez fue un señor que venía a vendernos internet a alta velocidad y -como si nada- se sacó los zapatos, entró a casa y nos hizo su speech de venta. Casi imposible decirle que no, era tan simpático... Pero ya habíamos contratado el servicio con otra empresa.
La segunda vez fue nuestra vecinita árabe (de unos 5 años) que vino con una cajita colgada al cuello a modo de "urna" pidiendo plata para los niños con leucemia que están en el hospital. También tenía un speech divino. Y el francés de las niñas de 4 años todavía no está corrompido, asi que era una belleza escucharla. Sebas se enterneció. Y le dió 40 centavos (si, 40 centavos. Todo el dia estuve diciendole que gracias a su generosidad acababa de morir un niño canadiense con leucemia...)
La tercera vez que Sebas abrió la puerta era un aspirante a concejal del barrio, que se presentó, explicó que iba a hacer en el barrio, le dió su pancarta (con su foto) y Sebas -extasiado- lo señalaba y me decia "mirá vino EL!!!".
Obviamente somos residentes permanentes y NO ciudadanos, por ende no podemos votar a nadie. Lo cual nos lleva a las siguientes conclusiones:
1- El "puerta a puerta" es evidentemente una practica muy extendida
2- Los argentinos estamos acostumbrados a que cuando alguien golpea la puerta "es alguno que pide"
3- Hasta ahora todos los que vinieron a golpearnos la puerta se fueron con las manos vacias. Salvo la nena que se fue con 40 centavos, que es casi lo mismo.
Very interesting indeed.
En unas horas me voy a Senegal. Talk about bizarre...
Over and out.
Mel -visperas de voyage
No hay comentarios.:
Publicar un comentario