miércoles, enero 19, 2005

La pausa son 5 minutos

Resulta que me fui a hacer un café en la cafetería de la empresa. Eran las 14.30 y -obviamente- mi cuerpo pedia a gritos cafeiiiiinaaa para poder seguir tipeando. Entonces, escuchando la llamada de mis celulitas que comenzaban a dormitar, agarré mi taza, mi dólar (sale 0.75 ctvs la taza de café... y realmente no los vale! es un café desabrido, soso... y encima hay unas 3 opciones de cafe -"Colombiano", "Colombiano Fuerte", "Fuerte" y algún otro del cual me estoy olvidando pero créanme cuando les digo que TODOS tienen el mismo gusto) y me fui derechiiiito (hoy estoy con las vocales repetidas... andá a saber por qué) a la máquina de café.
Pero hete aquí que en la máquina de café estaba el señor encargado de la manutención de la misma (y encargado tambien de la maquina expendedora de sabrosa comida chatarra) y cuando yo estaba por poner mi monedita en la ranurita habilitada para tal fin, el señor (llamemoslo mesié café) me interrumpió y me dijo "No, no, este café se lo invito yo..."
Y yo acepté, super agradecida.
Me preguntó qué tipo de café prefería (ver lista anterior) y yo le dije... "cualquiera... total... es la misma cosa"
Entonces el señor me miró con cara de "nena, no entendés nada de café gourmet" y me dijo "C'est n'est pas la même chose" y yo -todavia embobada por el café gratis- le dije "no, no, no, por supuesto, no es la misma cosa..." y me tomé un rico café gratis que tenía absolutamente el mismo gusto que cualquier otro.

C'est la vie.

Mel Con Cafeina en las celulitas. (no dije celulitis, dije celulitAs)

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