Retiro lo dicho.
La Acadie no es la estación de subte más aburrida de todas las lineas de metro de todo el mundo.
La más solitaria, eso tal vez si.
La cosa es que mientras venía pensando en cosas mundanas tales como "realmente es mucho más barato iluminar las estaciones de metro con tubos fluorescentes?" y "que cagada que a mi zen micro se le acabó la bateria y el coso para cargarlo me lo olvidé en el laburo", un señor cuarentón/cincuentón me mira fijamente y mientras yo caminaba por el pasillo desierto de la estación, se bajó los pantalones y me mostró -sin aviso, sin anestesia, sin que yo lo haya pedido- sus partes íntimas.
Espectáculos tan patéticos he visto pocos en mi vida.
Puse cara de asco.
Bajé las escaleras corriendo y le fui a decir al señor boletero que en el couloir il y avait un homme qui m'a montré son pénis. Acto seguido y recordando el nivel 2 de francés de la UBA me puse a describir al señor (medio canoso, la quarantaine, con una chomba gris. "Pantalones?" me preguntó el boletero. "No sé, Don. Los tenía bajos"...)
Asi que así empecé mi día. Con el avistaje de una por**nga que no queria ver.
Espero que termine mejor.
Mel - flasheada por un pervertido.
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